La Aerostación es la forma más antigua de volar. Desde 1.783, el globo aerostático no ha variado en un ápice la esencia de su vuelo, aunque sí lo han hecho tecnología y los materiales que se emplean en su construcción, así como las técnicas de pilotaje.

Actualmente, volar en globo no representa ninguna locura, sino todo lo contrario: es el modo más seguro de volar. El relato de uno, cien o mil viajes siempre será diferente, ya que el globo conserva el encanto de no saber dónde se va a aterrizar. Todo ello hace que se convierta en un capricho, una experiencia inolvidable reservada exclusivamente a los espíritus más aventureros.

Tan sólo tendréis que escoger el día que deseáis volar.

El día anterior habrá que confirmar que las condiciones atmosféricas son las adecuadas para el vuelo. En caso negativo, se aplazará a la fecha que mejor os convenga. Los equipos de vuelo están altamente cualificados y preparados para, si fuera necesario, decidir cuándo abortar un vuelo. Asimismo, los globos están siempre inspeccionados y cumpliendo las normas de aeronavegabilidad.

Por supuesto la seguridad es lo primero que hay que tener en cuenta, para así poder garantizaros que la diversión sea completa, por lo que, aunque no suele pasar, si el vuelo se retrasa apelamos a vuestra comprensión y lógica.

Como complemento incluido en el precio del servicio, cada pasajero dispone de seguro según la Ley de Navegación aérea vigente.